El Reino Unido utiliza el agua de los países pobres

La cantidad de agua utilizada por los países en desarrollo para producir alimentos y bienes para exportar a los países ricos está empeorando la situación en las naciones en desarrollo, advierte un informe.

El estudio, cuyo foco se centró en el Reino Unido, dice que dos tercios del agua que se emplea para las importaciones dirigidas a ese país provienen de fuera de sus fronteras. Según Engineering the Future, un ente que agrupa diversas organizaciones de inge-nieros profesionales, dado el cre-cimiento de la población y el cambio climático, esta situación es insostenible. Países como el Reino Unido, dice la organización, deben ayudar a las naciones pobres a reducir el consumo de agua. “Debemos considerar el impacto de nuestra huella de consumo de H2O en el resto del mundo”, afirmó Roger Falconer, director del Centro de Investigación de Agua y Medio Ambiente de la Universidad de Cardiff y miembro del comité que elaboró el informe. “Si nuestro objetivo es evitar la ‘tormenta perfecta’, necesitamos tomar medidas con urgencia”, añadió.”La tormenta perfecta” es una expresión que utilizó el principal asesor en temas científicos del gobierno británico, John Beddington, para describir la escasez de energía, alimentos y agua en el futuro.PRESIÓN
Los pronósticos estiman que cuando la población supere los 8.000 millones dentro de 20 años, la demanda global de alimentos y energía aumentará en un 50% y la necesidad de agua dulce, en un 30%.Pero las naciones en desarrollo ya están usando una proporción significativa de su provisión de agua para cultivar alimentos y producir bienes que se consumen en el mundo occidental.”La demanda creciente de los países desarrollados está ejerciendo una presión severa en zonas que ya están sufriendo la falta de agua”, advirtió Peter Guthrie, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Cambridge.”Si la escasez de agua se torna crítica, se convertirá en una amenaza seria para el desarrollo futuro del Reino Unido, por el impacto que tendrá sobre nuestro acceso a los recursos vitales”, aseguró Guthrie.

AGUA CONTENIDA

Algo clave en el informe es el concepto de “agua contenida”, es decir, el agua que se emplea para producir alimentos y bienes.Por ejemplo, para hacer una pinta de cerveza (poco menos de medio litro) se utilizan 74 litros de agua. Esto es el total de agua que se necesita para cultivar los ingredientes con que se elabora y durante el proceso de fabricación.Para obtener una taza de café se usan cerca de 140 litros de agua. Una camiseta de algodón requiere 2.000 litros y un kilo de carne unos 15.000. El consumidor británico promedio usa alrededor de 150 litros de agua por día, el equi-valente a una bañera grande. Los bienes británicos que consume un ciudadano promedio del Reino Unido contienen diez veces más agua. Sin embargo, esto representa sólo una tercera parte del agua total contenida en los alimentos y bienes que consume, ya que el resto proviene de productos importados.

PATRÓN RECURRENTE

El Reino Unido no es el único país en esta situación: el mismo patrón puede observarse en la mayoría de las naciones desarrolladas.Las instituciones de ingeniería dicen que esto significa que naciones como el Reino Unido tienen la obligación de ayudar a reducir el consumo de agua en el mundo en desarrollo, donde cerca de mil millones de personas no tienen suficiente acceso al agua potable.Los proyectos financiados por el Reino Unido deben priorizar la conservación del agua -afirma el informe- y además las compañías deben examinar de dónde obtienen sus suministros y reducir la cantidad de agua que insumen. Esta situación plantea una serie de preguntas difíciles de responder, como por ejemplo si el Reino Unido hace bien o no en importar granos y flores de países con problemas de escasez de agua como Kenia.Si bien esta clase de cultivos usan agua, su venta genera ingresos para los países pobres. En el mundo occidental, dice el estudio, la preocupación por la falta de agua podría dar lugar a la implementación en los bienes o en los alimentos de etiquetas con información sobre la cantidad de agua contenida, del mismo modo que los productos eléctricos llevan información sobre cuánta energía consumen.

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