La conducta de los insectos nos pueden advertir un nuevo cataclismo

El cambio climático es detonante de un ataque voraz de insectos a las cosechas.

Expertos de la Universidad de Pensilvania investigaron el impacto del fenómeno en 5 mil fósiles hallados en Wyoming En Nueva York embajadores de 117 países piden a la ONU rápida acción para concluir en 2009 las negociaciones sobre el pacto que sustituirá al Protocolo de Kyoto

Chicago, 12 de febrero. Una investigación divulgada este martes sobre un anterior calentamiento global en la historia de la Tierra llegó a la conclusión de que se multiplicó el consumo de alimentos por parte de los insectos y, por ende, sugiere que el cambio climático actual acelerará el daño de las cosechas y la deforestación.

Los investigadores, que estudiaron el impacto del anterior calentamiento en la flora prehistórica, hallaron que provocó gran daño en la vegetación y se incrementó el consumo de alimentos de los insectos.

Las plantas prehistóricas parecen haber sido víctimas del intenso ataque de una población de insectos extrañamente abundante y voraz.

Los científicos creen que el incremento de las temperaturas causó una migración de insectos desde los trópicos a nuevos hábitats en latitudes tradicionalmente más frías, mientras niveles más altos de dióxido de carbono dificultaron su acceso a los nutrientes que contienen las plantas.

“Nuestro estudio muestra convincentemente que hay un vínculo entre la temperatura y el consumo de hojas de los insectos”, dijo Ellen Currano, estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de Pensilvania.

“Cuando aumenta la temperatura, también se incrementa la diversidad del daño causado por la alimentación de los insectos en las (diferentes) especies de plantas”, agregó la autora principal del estudio, publicado en la revista especializada Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.

Paleoceno-eoceno

Currano y sus colegas examinaron más de 5 mil fósiles de hojas que hallaron en la cuenca del Bighorn en Wyoming (oeste de Estados Unidos), que datan del periodo conocido como máximo térmico del paleoceno-eoceno (PETM), y los años inmediatamente anteriores y posteriores.

El PETM es el nombre que recibe un periodo de calentamiento brusco ocurrido hace unos 56 millones de años y que coincidió con una triplicación temporal del dióxido de carbono en la atmósfera. Las temperaturas aumentaron 4 y en algunos lugares hasta 10 grados Celsius.

Los científicos dicen que ese periodo de cambio climático es comparable al actual calentamiento global, que resulta en gran parte de la emisión de gases de efecto invernadero.

Currano y sus colegas encontraron que las hojas fosilizadas del PETM habían sufrido, a causa de la alimentación de los insectos, mayor daño que las hojas de los años anteriores y posteriores a ese periodo geológico.

La evidencia sugiere que una mayor diversidad y número de predadores se alimentaban de las plantas con más intensidad que antes y después.

Investigaciones anteriores muestran que los animales amplían las áreas en las que viven cuando las temperaturas se elevan. También se ha comprobado que las plantas que crecen bajo mayores concentraciones de dióxido de carbono tienen menos nutrientes, y por ello los insectos deben comer más.

Para saber “si lo que pasó entonces es ilustrativo de lo que puede pasar hoy, debemos esperar a ver si los insectos de los trópicos y subtrópicos se desplazan a latitudes más al norte y al sur, y (si se constata) un mayor daño en las plantas que crecen en esas regiones”, concluyó Currano.

Reunión ministerial en NY

Por otro lado, en Nueva York, durante las actividades de este martes de la reunión ministerial de la Asamblea General de la ONU, los países ricos y en desarrollo pidieron una rápida acción liderada por este organismo internacional para concluir negociaciones cruciales en 2009 sobre un nuevo pacto global para revertir el cambio climático, con especial atención en las necesidades de los países vulnerables.

Representantes de 117 países y organizaciones regionales asistieron al encuentro, luego de la conferencia sobre el tema en Bali, Indonesia, en diciembre pasado, que produjo un plan de acción que puso 2009 como plazo para un nuevo tratado para reducir la emisión de gases con efecto invernadero una vez que expire el actual Protocolo de Kyoto en 2012.

“El plan de acción de Bali (…) refleja una idea común de que ningún país es inmune al cambio climático”, dijo el ministro de medio ambiente de Indonesia, Rachmat Witoelar, en el encuentro.

El ministro enfatizó que las naciones ricas deberían liderar la aplicación del plan, pues su éxito requiere amplia participación en todo el mundo.

“Se puede esperar más acción en los países en desarrollo con compromisos más ambiciosos de los países desarrollados”, agregó.

El embajador de Antigua y Barbuda, John Nashe, advirtió que “el camino a Copenhague”, donde se concluirán las conversaciones sobre el plan de Bali el próximo año, “será difícil, particularmente para los países en desarrollo, y los más pobres y más vulnerables”.

Pilares del plan

Pidió una “respuesta global efectiva e integral” para cubrir los cuatro pilares del plan: mitigación (reducir la amplitud del calentamiento global), adaptación (minimizar los efectos), transferencia de tecnología y financiamiento.

“Sin esfuerzos rápidos y tangibles de los países desarrollados, el cambio climático llevará a una mayor pobreza y negará nuestra labor por lograr el desarrollo sostenible”, dijo Nashe.

“No es justo esperar que los países en desarrollo carguen con todo el peso de responder al impacto del cambio climático”, dijo el ministro de medio ambiente de Sri Lanka, Patali Ranawaka. Su homólogo holandés, Jacqueline Cramer, dijo que serán necesarios “miles de millones de dólares” en los próximos 20 años para que “el mundo entre en un camino sostenible de energía baja en carbono, asegurarnos de proteger las poblaciones vulnerables del impacto del cambio climático y superar efectivamente la deforestación”.

Agregó que la mayor parte del financiamiento para este propósito deberá venir del sector privado.

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